Las carillas dentales de cerámica son láminas delgadas hechas a medida que se adhieren a la parte frontal de los dientes para mejorar su apariencia estética. Están diseñadas para corregir problemas estéticos como manchas, fracturas, desalineaciones menores y espacios entre los dientes.

Las principales ventajas incluyen una apariencia natural, durabilidad, resistencia a las manchas (por ejemplo, del café o del tabaco) y una preservación mínima de la estructura natural del diente durante el proceso de aplicación.

El proceso comienza con una consulta en la que el dentista evalúa la salud bucal del paciente y analiza sus expectativas estéticas. Luego se toman impresiones y se preparan los dientes quitando una pequeña cantidad de esmalte. Las carillas se fabrican en un laboratorio dental y se adhieren de forma permanente a los dientes preparados durante una segunda visita.

La colocación de carillas dentales se realiza generalmente con anestesia local para minimizar las molestias durante el proceso. Los pacientes pueden experimentar una leve sensibilidad después del procedimiento, que suele ser temporal y se puede controlar fácilmente con medicamentos de venta libre.

Con un cuidado adecuado, que incluya una buena higiene bucal y visitas regulares al dentista, las carillas dentales de cerámica pueden durar entre 10 y 15 años o incluso más. La duración exacta puede variar según los hábitos de cuidado del paciente y otros factores individuales.

Las carillas dentales de cerámica son adecuadas para personas con dientes sanos que desean mejorar su apariencia estética. Son útiles para corregir problemas estéticos como decoloraciones severas, desgaste dental, dientes pequeños o de forma irregular y desalineaciones leves.

Sí, aunque están diseñadas para ser permanentes, las carillas dentales de cerámica pueden ser removidas por un dentista si es necesario. Sin embargo, es importante entender que esto puede implicar alguna modificación en la estructura natural del diente.

• Puede haber sensibilidad posterior, es normal.
• Evitar comer alimentos pegajosos como chicles o alimentos muy duros.
• Cepillar los dientes 3 veces al día.
• Usar hilo dental 3 veces al día
• Usar irrigador dental
• Limpieza dental profesional cada 6 meses
• Evitar utilizar restauraciones estéticas como instrumentos, por ejemplo, no morder juntas o clavos, etc.
• Es una cuestión de cuidado.